miércoles, 24 de febrero de 2010

Encontré el último mensaje!!!!

Estaba echando un vistazo a mis archivos y he encontrago guardado el último mensaje que escribí aquí y que no lo pude editar porque no me dejaba. Lo copié y lo guardé en mis documentos con la intención de pegarlo aquí cuando se arreglara, así que adelante.

Mensaje escrito el 22-07-2009

Hola mi vida, mi alma, mi corazón, mi todo. Hoy es tu cumplemes. Cumples 11 meses. Madre mía, como pasa el tiempo, en solo 31 días ya cumples tu primer añito de vida fuera de la barriga de mami. El tiempo no corre, sino vuela. Como le digo a mis amigas y compañeras de alegrías y penurias, que alguien quite el pie del acelerador, que va muy rápido!!! Ay, mi pequeña brujita, que te estás haciendo mayor!!!


Como cada cumplemes, rememoro el embarazo y el momento en el que naciste. Hoy voy a contarte a grandes trazos como fue, antes de que mi memoria de pez empiece a olvidar algún detalle. Pero qué narices!!!! Cómo voy a olvidar ese periodo tan feliz de mi vida!!!! De todas formas quiero dejar aquí constancia para que cuando seas más mayor puedas leerlo y saber de tu vida, hasta incluso antes de nacer.

El 29 de diciembre de 2007 fue uno de los días más felices de mi vida. Después de un aborto que tuve a principios de ese mismo año, esperamos unos meses para que yo me recuperara física y anímicamente, pero en Septiembre decidimos que ya habíamos esperado demasiado y fuimos a intentarlo de nuevo. Y bueno, fue algo bastante rápido, en el cuarto intento dimos en el clavo. Yo unos días antes de que me tuviera que venir el periodo me notaba rara, pero no te se explicar cómo me notaba. Era más bien como un presentimiento, un sexto sentido que me decía que tú ya estabas dentro de mí. Uff, todavía me emociono al recordarlo!!! Llegó el día en que me tenía que bajar la regla y no llegó. Como a veces se me retrasaba algún día, me esperé, pero un par de días después no podía contener mis nervios y decidí hacerme un test para confirmarlo. Ya lo había comprado en Septiembre y lo tenía guardado en el cajón de mi mesita esperando ese feliz momento. Decidí hacerme la prueba por la mañana, al levantarme. Era un sábado. Pero casi a las 5 de la madrugada me desperté porque me meaba muchísimo y me dije que no esperaba más. Me hice la prueba. Esperé unos minutos y cuando ví el resultado: POSITIVOOOOOOOOO!!!!!! No me lo podía creer. Lo primero que hice fue llorar. No lo pude evitar. Lloraba de felicidad.

Y claro estaba tan nerviosa y era tan feliz, que no podía evitar compartirlo con tu padre. Me volví a la cama, me acosté y me pegué a su espalda, pasándole el brazo por la cintura y dándole un buen achuchón. Él me cogió la mano, pero no se movió. Acerqué mi cara a la suya y le planté un buen beso en toda la cara. Entonces me preguntó: qué hora es? Las 5, le dije. Y me dijo, jo, vayas horas. Entonces encendí la luz de la mesita y le dije mira, y le enseñé el test de embarazo. Se quedó mirando sin saber si estaba en el mundo de los sueños o en la Tierra y luego me preguntó: y eso??? Es un positivo!!!!! le dije. Entonce se dió la vuelta, me miró, me dió un buen abrazo y me plantó un buen beso. Positivo!!!!!!! Eso merece la pena que me hayas despertado. Apagué la luz y nos quedamos ahí en la cama abrazados y besándonos, los más felices del mundo. Y entonces me empezó a decir que ahora me tenía que cuidar mucho, que no podía comer esto, que no podía comer lo otro, que comiera mucho pescado, que no hiciera esfuerzo. Le dije: bueno, niño, que acaba de dar el positivo. Vamos a disfrutarlo y mañana ya veremos.

Como era ya finales de año y el día de año nuevo tenemos la costumbre de reunir a toda la familia en casa a tomar un café y tomarnos los turrones y polvorones que aún nos pueden entrar, aprovechamos que teníamos a casi todos reunidos para dar la gran sorpresa. Y vaya si la dimos!!!! Nadie se esperaba el notición en ese momento.

Y a partir de ese momento nos pudimos declarar oficialmente embarazados, jejejeje. La fecha prevista para que nacieras era el 4 de septiembre. Al principio deseaba que te retrasaras un par de días y así darle a papá el mejor regalo de cumpleaños que se pueda hacer. Los primeros días fuero geniales. Todavía asimilándolo, porque no nos lo podíamos creer. Pero también después del aborto que tuvimos, no quisimos todavía hacernos mucho a la idea y que luego nos volviéramos a llevar un gran golpe si pasaba algo malo. No me acuerdo bien en qué momento, pero sí sé que fue a los pocos días cuando empecé con los primeros síntomas del embarazo: las náuseas. Eran horribles. Me daban a cualquier hora. Estuve un par de meses sin poder pisar la cocina. Con sólo pasar por la puerta me daban unas nauseas terribles. Pero bueno, al final del tercer mes se me fueron, aunque de vez en cuando me daba alguna. Sobre todo casi al final del embarazo, cuando entraba en el supermercado.

En la semana 12 pudimos verte por primera vez. Eras una cosita muy pequeñita, pero tu corazón latía con todas sus fuerzas. Ahí supe que todo iba a ir bien, y que serías muy fuerte. Ya tenías prácticamente la forma de una personita. En la semana 15 fuimos a una clínica ginecológica privada para tener más control y saber que todo iba bien. Fue la segunda vez que te vimos, y ya nos pudieron decir casi con toda seguridad que eras una niña. Ay, dios, una chochona!!!!!! Yo de siempre tuve el presentimiento de que iba a tener una niña. Bueno, en realidad pensaba que iba a ser 2 niñas, gemelas, pero me equivoqué en un 50%, jejejeje. En la semana 20 fuimos a hacernos la tercera ecografía y nos confirmaron que efectivamente eras una chochona, aunque nos dieron un gran susto, porque no te podían ver el estomago. Pensaban que no se te había desarrollado, así que nos dieron cita para una semana más tarde y volver a verte a ver si se podía ver el estomago bien. Pero antes de poder confirmarlo nos llevamos un grandísimo susto.

Yo estaba en el trabajo y fuí al aseo. Al limpiarme ví que tenía muchísima sangre. Me volví a limpiar y volvía a ver muchísima sangre. Me asusté muchísimo. Salí del aseo llorando y le dije a mi compañera que llamara a papá para decirle que me iba al hospital a que me vieran, que si lo llamaba yo, en el estado en el que me encontraba, se asustaría muchísimo más. Por el camino te iba hablando y te decía que por favor no te fueras, que mamá te quería muchísimo, que te quedaras conmigo. Hacía sólo un par de semanas que empecé a notar tus movimientos, pero en ese trayecto lo noté mejor que nunca. Era como si me dijeras mamá, no te preocupes que estoy bien y voy a quedarme contigo. En el hospital me atendieron enseguida y comprobaron que tú estabas bien, que tu corazón latía con normalidad y que te movías, y que la bolsa estaba en perfecto estado. Me dijeron que ya había dejado de sangrar, pero que tenía restos, que no me asustara si veía un poco más de sangre. Por lo visto podía haber sido una vena que se rompió en un pequeño esfuerzo, pero que me cuidara y no hiciera ningún tipo de esfuerzo para que no me volviera a pasar.

Un par de días después volvimos a la clínica privada para que nos vieran y nos confirmaran que efectivamente todo iba bien, y así fue. Es más, comprobaron que tu estómago estaba ahí y tenía el tamaño perfecto. De todas formas en un par de días volvimos al hospital a que nos repitieran la eco, ya que nos habían dado la cita, y te volvieron a ver el estómago perfecto.

A partir de ese momento mi cuerpo cambió. Empecé a tener bastantes dolores en las ingles y ya no podía moverme con tanta facilidad. Mi tripa empezó a hacerse grande, muy grande. Y es que en las primeras ecos estaba todo más o menos normal, pero según me iban haciendo más ecos, tu tamaño iba haciéndose más grande en proporción. Me refiero a que ibas creciendo a ritmo más rápido que los demás bebés, por lo que ibas teniendo el tamaño de un bebé de más edad de la que tú tenías. Poco a poco mis dolores fueron más molestos y mis movimientos más torpes. Empecé a quedarme a dormir en el sofá, medio reclinada, ya que totalmente tumbada en la cama no podía, que me dolía mucho. El resto del embarazo no volví a tocar la cama.

En la semana 28 llegó el momento que hacía mucho que estábamos esperando: la eco de 4D. Por fin pudimos ver tu carita, tal y como eras. Era fantástica esa ecografía. Era como verte cara a cara. Te vimos esa naricita, esa boquita, todos tus deditos, tu cara de genio. En el momento en que te tuve en mis brazos por primera vez me acordé de esa ecografía. Eras prácticamente igualita a como te habíamos visto, pero con mucho pelo.

En la semana 32 nos volvimos a hacer otra eco, y ya ahí empezaron a flipar los médicos con tu tamaño. Eras muchísimo más grande que un bebé de 32 semanas. Además vieron que la bolsa tenía muchísimo líquido amniótico, por lo que me dieron cita para 3 semanas después empezar con los monitores y poder controlarme tanto tu tamaño como el líquido, y por primera vez me hablaron de la posibilidad de tener que adelantar el parto mediante una cesárea, pero me dijeron que esperarían a ver como iba avanzando para empezar a estudiar esa posibilidad. También me mandaron hacerme una curva larga para descartar la posibilidad de que tuviera diabetes gestacional, que aunque en las analíticas que me habían echo hasta el momento todo estaba bien, pero decían que esa era la forma más fácil de ser la causa de tu gran tamaño. Pero esta prueba también dió bien. Tu gran tamaño era hereditario.

En la semana 35 empezamos con los monitores. Todo estaba bien. Tenía contracciones, pero no eran de parto, el cuello del útero estaba bien y apenas tenía un centímetro de dilatación, que me dijeron que no quería decir que me pusiera pronto de parto, que me podía tirar así semanas. A la semana siguiente volvimos a monitores y todo seguía igual.

A finales de esa semana, me acuerdo que era sábado y yo acababa de terminar de trabajar a mediodía, me pasé por el supermercado a hacer la compra semanal antes de llegar a casa y así poder descansar toda la tarde. Pero estando terminando de comprar me dió un mareo y casi me caigo. Me sentía fatal. Pude llegar hasta la caja, pasar la compra, embolsarla y al salir me senté a descansar en un escalón. Cuando me recuperé me marché a casa y se lo conté a papá. Me tomé la tensión y la tenía bastante alta. Me dijo que quería llevarme al hospital para que me vieran, pero le dije que no, que como me encontraba mejor iba a comer y a descansar y que si no me bajaba que entonces nos íbamos. Pues me volví a tomar la tensión varias veces durante la tarde, y aunque me había bajado, aún la tenía un poco alta, así que nos fuimos al hospital. Me la tomaron allí y ya la tenía bastante bien. Me pusieron monitores y me vió el ginecólogo y todo seguía igual, así que me mandaron de nuevo para casa, diciéndome que me tomara un poco de reposo, así que papá y yo decidimos que ese era el momento de dejar de trabajar. El lunes me pasé por el médico de cabecera, le conté todo lo que me pasaba y me dió la baja para que descansara el tramo final del embarazo. Y si desde hacía semanas el tiempo me pasaba muy lento, a partir de ahí me pasaba más lento todavía. Me encontraba dolorida, pesada, los pies y las piernas las tenía muy hinchadas y casi no me podía mover, y además tenía unas ganas tremendas de tenerte ya en mis brazos, así que supongo que todo esto ayudó a que el tiempo pasara muy despacito. Esto y que me tiré 2 semanas casi sin moverme del sofá, sin nada que hacer. Ya estaba cansada de crucigramas, de leer libros, de ver tele, no sabía cómo ponerme porque me dolía todo y además añadir que era agosto y hacía un calor de narices.

Seguimos yendo a monitores un par de veces mas y todo seguía igual, solo que la dilatación ya había crecido a 2 centímetros. Yo ya, aparte de los dolores que tenía desde hacía semanas, ya me encontraba rarísima, tenía malestar, pero sin poder explicar lo que me pasaba. Una tarde, después de comer, me encontraba mareada y me tomé la tensión. La tenía muy alta. Me dije que me iba a relajar y que intentaría echarme una cabezadita, que como ya apenas podía dormir, seguro que era todo a causa del cansancio. Pero no hubo forma de poder dormirme. Me tomé varias veces la tensión y la seguía teniendo bastante alta y seguía mareada. Además apenas notaba que te movías. Así que sobre las 6 llamé a papá para decirle que volviera a casa en cuanto pudiera, que quería que me acercara al hospital a que me vieran, y a los pocos minutos lo tenía en casa. Nos fuimos al hospital, me pusieron monitores otra vez, y se notaban las contracciones y tus movimientos. Me vió el ginecólogo y todo seguí igual. Me tomaron la tensión varias veces y me había bajado bastante, aunque aún la tenía un pelín alta, así que decidieron ingresarme esa noche para tenerme en observaciones y por la mañana volver a ponerme monitores y que me volviera a ver el ginecólogo.

La compañera que tenía en la habitación estaba de parto. Como aún le faltaba mucho en la dilatación, la dejaron ahí esa noche para bajarla por la mañana a paritorio, si es que no se adelantaba. Apenas pude dormir, que aunque la pobre chica apenas se quejaba, pero claro, cuando venía una contracción dolorosa no podía evitar jadear. Por la mañana temprano vinieron a prepararla y se la bajaron. A mí me dijeron que en un rato vendrían a por mí, así que me levanté, me dí una ducha y esperé a que vinieran. Sobre las 12 tenían ya hueco en los monitores, así que vinieron con una silla de rueda a por mí. Me dijeron que aunque yo pudiera caminar, que me llevaban así porque eran las normas.

Ya con las gomas puestas, de vez en cuando venía alguna enfermera a echar un vistazo y me preguntaban si yo era la que tenía un bebé tan grande. Pues sí, yo soy. Las chicas que estaban conmigo allí estaban flipando, y más cuando yo le iba contando lo del tamaño. Al rato vino una matrona a por mí y al mirar las gráficas de las contracciones me dijo que tenía, pero que eran irregulares, que todavía me faltaba bastante. Me llevó a la consulta del ginecólogo y me tocó el que menos me gustaba, el que pasaba completamente de mí, que la otra vez que me tocó me dijo que aunque la niña fuera grande, pero que él no era partidario de cesárea, que fuera parto natural y si veían que había algún problema entonces me la harían. Se me cayó el mundo encima. Menos mal que por allí pasaba el Dr. Campos, un cielo de ginecólogo, con el que me tocó varias veces, y el que me hizo 3 de las ecos, incluida la de 4D (que por cierto me dijo que por los gestos que hacías tenías caracter, y no ha fallado, jejeje). Al oir lo del bebé muy grande entró a cotillear y al verme allí se puso a hablar con el otro ginecólogo sobre la posibilidad de la cesárea. Al final decidieron que lo iban a estudiar y que en los próximos monitores me lo confirmarían. El Dr. Campos le dijo al otro ginecólogo que si podía él examinarme, así que respiré al oirle decir que sí. Me hizo una eco y tuvo que poner una fecha falsa en el ecógrafo para poder calcular tu peso, que ya daba error. Nos quedamos todos pasmaos: casi 5,5 kg!!!!!! Uff, madre mía. Ay que ver la forma de adelantarte el parto. Luego me hace el tacto y de repente suelta: pero nena!!!!!! Si estás de parto!!!!!! Que llevas 5 o 6 cm de dilatación!!!!!!!! Cómo???? Dije yo. Si no tengo dolores!!!!!!!! Pues sí, estás de parto y nos vamos corriendo a quirófanos a hacerte la cesárea antes de que se encaje. Dios!!!!! yo que ya había perdido la esperanza y pensaba que me mandaban para casa de nuevo, y en un ratito iba a tenerte en mis brazos!!!!!! Era el 22 de agosto y llegabas un par de semanas antes de la fecha prevista. Le dije, por favor, díselo a mi marido que está en la habitación tan fresco esperándome. Sí, no te preocupes que voy a hablar con él (y con los 3 yayos que habían venido). Ahora te van a llevar a una habitación aquí al lado a prepararte para llevarte a quirófanos. Le diremos a tu marido que pase a verte un momentín y te llevamos para allá.

Me llevaron a esa habitación y vino una enfermera a tomarme todos los datos. Por primera vez me preguntaron tu nombre y apellidos para abrirte una ficha. Me dijo que me esperara un poquito allí, que enseguida venía una enfermera a prepararme. A los pocos minutos me trajeron a papá y apenas supimos qué decirnos. Nuestras miradas bastaron. Por fín llegó el momento tan esperado!!!!! Por fin te íbamos a tener en nuestros brazos!!!!!! Llegó una enfermera y me dió un camisón limpio y una toalla y me dijo que me duchara. Le dije que me había duchado hacía un ratito, así que sólo me cambié el camisón. Me dijo que me tumbara en la cama y me rasuraron un poco la zona alta del pubis, en la zona en la que me iban a hacer la abertura para sacarte de dentro de mí. Me pusieron una sonda para orinar y fue horrible. No es doloroso, pero es muy molesto. Se me quedó todo irritado al meterla y sentía una necesidad tremenda de hacer pis sin parar. Me dijeron que no me aguantara, que lo dejara salir, que iría a parar directamente a la bolsa, y así fue, pero las molestian seguían. Por fin llegó un celador y me dijo que me llevaban a quirófanos, que me quitara todo lo que llevaba encima, gafas, anillos, pendientes. Así que me tuve que quitar lo único que llevaba encima, las gafas y los audífonos, y se los dí a papá. Le dije a la enfermera que me hacían una desgraciada, que cuando nacieras no iba a poder ni verte ni oirte. Y me dijo, no te preocupes que ya verás si la ves y la oyes.

De ahí me llevaron para quirófanos, pero tuve que esperar un poquito en los pasillos, que acababan de terminar otra cesárea y estaban limpiando. Allí mismo se me acercaron los ginecólogos que me iban a hacer la cesárea a hablarme, a contarme lo que iba a pasar y a tranquilizarme. La verdad es que estaba un poco nerviosa, pero como todo fue muy rápido todavía no lo había asimilado y no me había dado tiempo a ponerme muy nerviosa. Al fin me metieron para dentro. Allí había muchísima gente. Los 2 celadores me ayudaron a pasar de la cama a la camilla. Vino el anestesista y me contó que me iban a poner la epidural, que encorvara la espalda todo lo que pudiera y que no me moviera. Uno de los celadores me ayudó a levantarme, quitarme el camisón y me estuvo sujetando para que yo no hiciera mucho esfuerzo. Noté el pinchazo pero apenas me dolió. De pronto noté un calor recorriendo desde mi espalda hacía las piernas y de pronto todas las molestias de la sonda cesaron. Pude respirar tranquila. Me volvieron a tumbar en la camilla y me llevaron al centro de la sala. Subieron la camilla al elevador y me pusieron a la altura. Me taparon con una especie de sábana verde y por la parte de mi pecho la levantaron, para que yo no pudiera ver lo que estaban haciendo allí abajo. Me pusieron los brazos en cruz y me los sujetaron en unos apoyabrazos que colocaron en la camilla. En un brazo me pusieron un gotero, supongo que con anestesia y no sé qué más, y en el otro brazo me pusieron un aparato para controlarme las pulsaciones y la tensión. El Dr. Campos me dijo: vamos a empezar, tranquila que verás que pronto se acaba todo. A mí de pronto me entró un frío terrible. Temblaba como nunca lo había echo. No podía dejar el cuerpo quieto. El anestesista me dijo que tranquila, que no me pusiera nerviosa. Yo le dije que me había entrado mucho frío. Me dijo que el quirófano estaba bastante fresquito, pero que seguramente era efecto de la anestesia, que se me pasaría pronto. Seguidamente noté como algo me subía del estómago hasta la garganta y me dió una arcada. Le dije que me encontraba mareada y que tenía angustia. El anestesista me cogió la cabeza y me la puso de lado por si vomitaba, y me dijo que era otro efecto de la anestesia, que se me pasaría enseguida, que si seguía con el malestar que se lo dijera. Pero se me pasó enseguida. Sólo seguía con los temblores.

Yo oía hablar a los ginecólogos, enfermeras y todo el personal que estaba allí, pero no podía distinguir muy bien lo que decían, ya que no tenía los audífonos. De pronto oí decir al Dr. Campos: ya vine!!!! y lo siguiente que oí fue un llanto de bebé muy fuerte. Madre mía, qué pulmones!!!!!! Me dijeron, mira tu niña y miré hacía abajo. Ví un bulto borroso envuelto en una sábana verde que lo levantaban para que yo pudiera verla. Sólo pude llegar a distinguir una carita rechoncha y mucho pelo negro asomando por la sábana. Te llevaron a la sala de al lado para limpiarte un poco y hacerte las pruebas que te tenían que hacer. A los poquitos minutos te trajeron de nuevo y te pusieron al lado de mi cara para que te pudiera ver bien. Ay, mi niña!!!!! Ay, que guapa que es!!!! Ay, mi niña!!!!!! Yo no hacía más que llorar de felicidad y darte besos por toda la cara. No pude tocarte porque seguí con los brazos atados, pero pude verte bien, besarte y olerte. Ese es el momento más feliz de toda mi vida. La primera vez que te tuve cara a cara, la primera vez que pude besarte, la primera vez que pude oler tu aroma. Y eso que me encontraba fatal, que seguí temblando muchísimo y seguía allí atada mientras los ginecólogos me terminaban de sacar la bolsa, limpiarme los restos y coserme la herida. Pero aún así fue el momento más feliz de toda mi vida. Fue una lástima no tener a papá allí al lado mío para poder compartir esa felicidad. Entonces me dijeron que te llevaban para que papá te conociera. Yo me quedé allí mirando la puerta por la que te sacaron.

Terminaron la operación y me limpiaron. Según oí comentar a las enfermeras lo había puesto todo perdido, con tanto líquido amniótico y se ve que perdí bastante sangre. Me llevaron a una sala de recuperación y me conectaron a otro aparato para medirme los latidos y la tensión, y me dijeron que tratara de descansar un poco, que enseguida me llevarían a la habitación contigo. Yo me quedé allí esperando a que te trajeran de nuevo conmigo para poderte dar de mamar por primera vez, pero me quedé esperando. Seguí temblando muchísimo, tanto que me taparon con 3 mantas en pleno agosto. De vez en cuando pasaba una enfermera a controlarme y a apretujarme una especie de pesa que me habían puesto en la barriga, supongo que para que expulsara los restos que me quedaron dentro. Y cada vez que me la apretujaban era una tortura, me dolía horrores, era insoportable. Yo le decía a la enfermera si no me podía dar algún calmante para aliviarme, pero me dijo que ya me estaban poniendo nolotil por vena. Pero según se iba pasando la anestesia aquello cada vez me dolía mucho más. Y le volvía a decir a la enfermera que por favor me dieran algo más fuerte, y ella no hacía más que apretujarme más la pesa. Me dijo que se lo iba a comentar al médico a ver si me podía dar algo más. Al rato, y después de varios apretujones insoportables, vino de nuevo una de las enfermeras para comprobar la vía, y se dieron cuenta que se había salido un poco y no me estaba pasando el calmante. Normal que me doliera tantísimo. Me la volvió a colocar y al ratito empecé a notar un poco de alivio, auque seguí con muchos dolores.

Yo seguía allí esperando a que te trajeran, pero nadie lo hacía. Supuse que estabas en la habitación con papá y los yayos. A mí no paraban de decirme que dentro de poco te subimos a la habitación. Pero pasaba el tiempo y yo seguía allí. La verdad es que perdí la noción del tiempo y se me hizo eterno esperando a volver a verte, pero la verdad es que había pasado ya muchísimas horas. Tú habías nacido a las 13:55 y sobre las 8 de la tarde me sacaron de la sala. Allí estaban papá y los yayos esperándome en el pasillo. Papá lo primero que hizo fue acercarse a mí y darme el mejor beso que me ha dado en toda su vida. Tenía una cara de felicidad y un brillo en los ojos que no te lo puedes ni imaginar. Me dijo que eras preciosa. Yo le pregunté que dónde estabas, y me dijo que al sacarte de quirófanos te habían llevado a las incubadoras para que te dieran un poco de calor, a la espera que yo saliera de allí y nos pudiéramos reunir de nuevo.

Me llevaron a la habitación y me dijeron que enseguida te traían. Pero pasó un ratito y todavía no te habían traido. Empezaron a llegar a la habitación todos los tios. Me felicitaban, me besaban, pero yo estaba en otro mundo. Seguía mareada, muy dolorida, casi no me podía ni mover, y estaba ansiosa de volver a verte. A los pocos minutos por fin llegó una enfermera con tu cunita y tú dentro. Al fin te pude ver con gafas y eras la niña más bonita que había visto en mi vida. Tenías una carita preciosa, unos mofletes que daban unas ganas horribles de estrujarlos y darte besos sin parar, y muchísimo pelo muy negro. Te cogió papá y te puso en mis brazos. Por fin te tenía allí, en mis brazos, lo que más ansiaba desde hacía meses. Por suerte todos los tios y los yayos se fueron enseguida y nos quedamos papá, tú y yo solos. Ese fue el segundo momento más feliz de toda mi vida, tener allí conmigo a las dos personas que más quiero.

3 comentarios:

  1. jo Mari, no puedes poner estas cosa, que me he emocionado un monton y te leia entre lagrimas :) ... que bonito, todo, muchoa besotes y enhorabuena, por que ademas, tienes un bombon de niña que ademas es muy lista, menudo bichito ;P besotes guapa, y de nuevo, enhorabuena :) hay.....

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  2. por cierto, soy esther, pero no recuerdo como ponerme :( ya sabes que soy un poco torpe, bueno, besotes jeje

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  3. Anónimo2/3/10 21:22

    Ufff!!! Mari!!! Yo al igual que Esther, me he emocionado muchisimo!!!!!
    Pero tia....a las 5 de la mañana te hiciste el test????? jejejejeje. Bueno yo me lo hice el mismo dia de la falta, pero a las 10 de la mañana, jejejej. a eso se le llama empezar el dia con buen pie eh!!!!!!! Ya no me acordaba de lo del sangrado que tanto te asustó (ha pasado mucho tiempo, y yo tambien tengo un poquito de memoria de pez)....debiste pasarlo fatal!!!!! Lo que si que me acuerdo es lo del peso, que decias que eso no era posible, y que se salia de los percentiles. y en lo que te entiendo perfectamente tia es en lo de las gafas. Yo sin ellas no veo nada de nada, y yo por suerte no me las quitaron (claro, lo mio fue parto natural), pero menos mal, porque mi mayor miedo era ese, no poder verlo( no sé si te acuerdas la primera vez que se cayó de la cuna, y yo entré a la habitacion sin gafas y no lo encontraba!!! Tia es horrible tener una limitacion asi!!!! Me ha encantado leer esta historia!!
    Encarna

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